El faro

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viernes, 16 de agosto de 2013

MEDICINA



Testículo no descendido en niños: ¿cuáles son los riesgos?

Habitualmente los testículos del niño se forman en el área lumbar y, a los 8 meses de gestación, desci­enden hasta el escroto a través de la ingle. El descenso puede retrasarse hasta un año después del nacimiento, especialmente en los niños prematuros.
 
Al año de edad ambos testículos debe palparse en el escroto. Si esto no es así, puede deberse a una falta de descenso o a un descenso erróneo de uno o ambos testículos.

Criptorquidia

Uno o ambos testículos no son palpables ni en el escroto ni en la ingle. Este puede:
  • haber permanecido de­ntro de la cavidad abdomi­nal
  • haberse atrofiado por una probable torsión testicular in-útero
  • no haberse forma­do (anor­quia). Este caso es excepcional.
Cualquiera de estas tres circunstancias debe confirmarse alrededor del año de edad a través de la realización de una Videolaparoscopia, una cirugía minimamente invasiva.
Si el testículo está dentro del abdomen y su tamaño es considerable, será descendido al escroto en 2 etapas:
  1. Videolaparoscopia para preparación del testículo. Es una cirugía muy corta, indolora y la recuperación sólo requiere pocas horas.
  2. Descenso Videolaparoscópico del testículo, realizado 4-6 meses después de la preparación. Esta cirugía se realiza en 2 horas y requiere menos de 1 día de internación.

 Ectopia

Uno o am­bos testículos se palpan permanente­mente fuera del escroto.
En estos casos, luego del año de vida el testículo ectó­pico debe ser ubicado quirúrgicamente en su posición escrotal normal (orqui­dopexia). Cuando la ectopia testicular está asociada con una hernia in­guinal, la cirugía deberá realizarse antes, ya que el paciente tiene riesgo de atascamiento her­niario.
 
La operación por vía inguinal requiere anestesia general y demora entre una y dos horas. Luego el paciente deberá quedar internado por un día.
 
Para aquellos niños mayores de 2 años cuyo/s testículo/s no hayan completado su descenso, se indica ocasionalmente un tratamiento hormonal. Este aumenta la producción de hormona masculina del propio paciente, por lo que los chicos tendrán mayor apetito, hi­peractividad física y agresividad. Serán también evidentes una mayor frecuen­cia de erecciones y un aumento del tamaño de los genitales. Todos estos son efec­tos esperables y temporarios. Este tratamiento no siempre es utilizado ya que hay controversia sobre la efectividad del mismo.

Recuperación posoperatoria

Cuando se realiza una reubicación quirúrgica del testículo, tanto por vía laparoscópica o por cirugía inguinal, la incisión debe mantenerse lim­pia y alejada de la contaminación fecal.
 
Los padres deberán vigilar que el niño no toque su cola y luego la zona operada. También es conveniente “pincelar” la herida con una gasa embebida en iodopovidona. Durante las primeras tres semanas no son aconsejables los esfuerzos físicos y deben evitarse los golpes (trici­clo, bicicleta, juegos bruscos, etc.).

¿Qué consecuencias pueden traer las anomalías de la ubicación testicular?

El testículo en una posición anormal puede ocasionar una menor fertilidad a futuro, o estar ex­puesto al trauma o a la torsión. Además puede tener mayor frecuencia de desarrollar neoplasias en la adultez.

¿Qué ocurre si el testículo “sube y baja”?

El movimiento as­cendente e involuntario del testículo es normal. Es una contracción refleja del músculo que rodea al cordón espermático. Cuando el reflejo es muy activo se lo denomina testículo retráctil o “en ascensor”.



En general no requiere trata­miento y raramente persiste luego de la pu­bertad.
Sólo deberán tratarse cuando haya una franca disminución del tamaño o cuando la ubicación inguinal sea permanente, aún durante el sueño.


 

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