El faro

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sábado, 24 de mayo de 2014

CHANTAJE EMOCIONAL


                               

Se trata de una herramienta manipuladora que persigue ante todo la obediencia y hacer sentir culpable a la otra persona. El chantaje emocional podría considerarse un arma persuasoria usada en la mayoría de casos por el miedo a la soledad y a una ruptura. Los denominados “chantajistas sentimentales”suelen ser personas que sufren baja autoestima que recurren a la amenaza, a las acusaciones y a la humillación para ser capaces de sentirse bien con ellos mismos.

Chantaje emocional: el sentimiento de culpabilidad

La meta que persigue una persona a través del chantaje emocional es conseguir que su pareja siga sus mismos pasos y adopte sus pautas de comportamiento. Buscan la culpabilidad, que la persona se sienta mal para que ceda finalmente a los intereses de la otra parte.  El miembro chantajista de la relación quiere ante todo tener el control de la situación.

La humillación en público o en privado es otra de las tácticas del chantaje emocional. Esquivar la mirada, negar la palabra o recordar errores cometidos en el pasado, además de denotar cierto rencor, hacen que se sienta más vulnerable, sensible y cada vez más dependiente. El miedo a que la persona a la que ama no le acepta tal y como es, la humillación y la culpa giran siempre en torno al chantaje emocional en la relación de pareja.

Causas del chantaje emocional

La baja autoestima es la causa principal del uso del chantaje emocional en la pareja. Los complejos y el hecho de sentirse inferior con respecto al otro miembro de la relación ejercen una fuerte presión en aquellas personas que durante su infancia han sufrido ese chantaje emocional que ahora están reproduciendo. El miedo a no ser querido, al abandono, a la infidelidad o al desamor son algunas de las causas del chantaje emocional. Aprender a quererse a uno mismo es la base para amar y ser amado. Cada persona es única, ni mejor ni peor que la otra.


Vencer el chantaje emocional

Una cosa es reconocer los errores y otra muy distinta es cargar también con los que comete otra persona. El sarcasmo y los reproches no son la solución, no se trata de situaciones en las que uno es “el malo” y el otro es “el bueno”, ambas partes deben contribuir por igual en el buen funcionamiento de la relación.


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