UNA DECISIÓN IMPORTANTE

 

Hace más de un año que estoy con antidepresivos. Después de superar una dura etapa de mi vida donde hubo malos tratos físicos y psicológicos y un problema de ludopatía de mi pareja. Una etapa que duró nueve años de mi vida y que comenzó cuando yo tan solo tenía diecisiete añitos. Con dieciocho tuve a mi princesa. Fue un embarazo delicado en el que no dejé de ser maltratada ni un solo día. Pude perder a mi hija y para evitarlo tuve que estar un mes entero en reposo sin poder hacer nada, ni siquiera salir a pasear. Lo que más deseaba en la vida era tener a mi hija en brazos, así que hice ese reposo desde el primero hasta el último día. Mi pareja quería un niño y al enterarse que era una niña me dijo de todo menos bonita. Cuando mi hija nació la situación empeoró, ya que este se celaba de la niña. Era una auténtica tortura, pero yo estaba enamorada y le perdonaba una y mil veces. Llegué incluso a sentirme culpable de la situación. Consiguió que me sintiera pequeñita e indefensa. Para poder sobrellevar la situación yo dejaba a mi niña unos días con mis padres y otros la tenía conmigo. No disfruté de mi hija como yo hubiera deseado , pero la única culpable he sido yo por no tener la valentía de tomar las decisiones que debía. En seguida me volví a quedar embarazada. Esta vez me cuide yo misma desde el primer día. No quería que me sucediera igual que con mi hija. Enseguida supimos que era un niño. Desde ese momento me convertí en princesa para mi pareja, solo por ser niño el bebé que esperaba. A los siete meses de mi embarazo mi hija se puso muy malita entrando en la U.N.I donde los doctores me decían que daban por muerta a mi niña, no creían que sobreviviera. Es una luchadora como su madre y resurgió dejando a los doctores sorprendidos con su evolución . Yo comencé a encontrarme mal. Solo me dejaban verla dos veces al día, pero yo desde primera hora de la mañana hasta en la noche que la veía por última vez no me separaba de la puerta de la U.C.I . Después de una semana mi princesa salió del peligro y entonces la pasaron a una habitación. Es cuando mi ginecólogo decide ingresarme para ,provocar el parto. Todo salió perfecto. Mi niña se salvó y mi hijo nació sin problemas. Un año antes de separarme yo también estuve a punto de morir. Estuve muy malita y a punto de perder un riñón. Durante el tiempo que estuve en el hospital mi pareja a penas fue a verme. Su enfermedad con el juego podía más que su amor por mí. Durante esos días reflexioné mucho y decidí prepararme para tomar la decisión definitiva. Me llevó un año más o menos pero lo conseguí. Me separé ...

Mis niños tenían ocho y seis añitos. Estuve en casa de mis padres tres meses. Busqué trabajo, alquilé un piso, humilde, sin lujos, pero que para mis niños y para mi era un palacio. Recordamos esa etapa como la más feliz de nuestras vidas. Allí no había maltrato, no había voces, no había MIEDO...

Empecé de cero, sola con mis niños, sin la ayuda del padre de estos. Psicológicamente cómo podéis imaginaros yo no estaba bien, pues el maltrato empezó desde el primer día de casados. Imaginaros qué sorpresa para mi. Siempre se había mostrado cariñoso, bueno...

El caso es que cuando me veo sola con mis niños la situación me supera y intento suicidarme. Me salvó la vida el encontrar a un amigo que al darse cuenta de lo que había hecho no me dejó ir y llamó una ambulancia. Tengo pocos recuerdos de aquel día, algunas palabras, poco más...

Lo poco que se es porque este chico me lo contó. Afortunadamente salvé mi vida y conseguí salir adelante con mis hijos, volver a sonreír, a ser feliz y creer de nuevo en el amor.

Llevo ocho años con mi pareja actual con el que tengo un niño de seis añitos. Un hombre bueno, que quiere a mis hijos y que me quiere a mí.

La felicidad me ha durado poco. Mis hijos han crecido. El niño tiene un problema de trastorno de la conducta y por su agresividad, por agredirme, ha llegado un momento que he tenido que denunciar. Mi hija, mi princesa, con la que siempre había tenido una relación bonita, especial, llena de complicidad hace un año que acabó muy mal. Ahora vive con su padre y el niño con el abuelo. Desde entonces yo he estado con tratamiento psiquiátrico, pero el dolor de madre es tan grande que no hay medicamento que lo cure. Llevo meses que en la noche me pongo mal, escalofríos, sudores, en fin molestias y malestares...

Llevo dos días en la cama bastante mal, con un fuerte dolor de cabeza que no me deja abrir los ojos, empapada en sudor, con mucho frío, sintiendo escalofríos en mis piernas...me he asustado, por eso he tomado una decisión. Ha llegado el momento de comenzar a vivir de nuevo. He llegado a la conclusión de que este medicamento no solo no me estaba curando si no que me estaba enfermando cada vez más. Ya no más medicamentos, ya no más sufrimiento...quiero reír, disfrutar de la vida...

Quiero volver a ser la chica alegre y divertida que yo soy. Por eso hoy comparto con todos vosotr@s  este dolor, quiero sacarlo de mis adentros, arrancarlo de cuajo y empezar a SONREÍR.

Hoy pongo final a mi tortura o al menos lo voy a intentar con todas mis fuerzas. Espero lograrlo.

 

 

 

                                                    SILVIA ORTEGA