El faro

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martes, 14 de mayo de 2013

¿POR QUÉ RECHINAMOS LOS DIENTES?






Hoy he escuchado hablar de este tema y me ha parecido interesante para compartir. Al igual que yo me he sentido reflejada en este problema, imagino que como yo habrá mucha gente a la que le suceda. En mi caso es por estrés. Comparto esta publicación esperando que os parezca igual de interesante que me lo ha parecido a mí. Un saludo para todos mis seguidores-@s.






Al apretar o rechinar los dientes se le llama bruxismo. Es una parafunción muscular muy frecuente función sin objetivo fisiológico y libera estrés. Se calcula que entre el 50 y el 90 por ciento de la población  aprieta los dientes fuera de las horas de las comidas en alguna etapa de su vida. Puede considerarse un hábito y en muchas ocasiones se realiza durante el día o la noche de manera inconsciente, es decir el sujeto no se da cuenta de lo que hace.
 
 En situación de normalidad el contacto entre los dientes no sobrepasa los 20 minutos sumando el tiempo de comidas y deglución. No todo el rato están los dientes en contacto mientras masticamos alimentos.

Las consecuencias del bruxismo son:
 
Desgastes dentarios más o menos severos que envejecen la sonrisa de una cara. A estos desgastes se les denomina atriciones dentarias y son fácilmente detectables por el dentista. No son la prueba de que el paciente esté rechinando en este momento. Ha podido desgastar en otro tiempo y las marcas quedan para siempre. Cuando existe enfermedad periodontal ésta puede agravarse con la sobrecarga.

Dolor miofascial. Sobre los músculos masticadores el exceso de función provoca hipertrofia (el músculo aparece agrandado) y dolor a ambos lados de la cabeza y en la cara. Se llama dolor miofascial porque se afectan los músculos temporales y maseteros así como sus fascias. La población debería saber que la mayoría de los dolores de cabeza bilaterales son dolores de los músculos masticadores y que tienen un tratamiento relativamente sencillo. Cuando se afectan las articulaciones temporomandibulares, por la sobrecarga, puede aparecer dolor articular a la apertura de la boca, que el paciente señala a punta de dedo y también puede doler el oído.
 
Alodinia. El tercer signo que estos pacientes presentan es la sensibilidad aumentada de los músculos de la cabeza (temporales) y cara (maseteros). Cuando el dentista les explora con el dedo duelen. A este signo se le llama alodinia.
 
¿Por qué apretamos los dientes?
 
 Fuera de la leyenda urbana de que los niños rechinan los dientes cuando tienen lombrices, se considera al bruxismo un hábito liberador de estrés a cualquier edad. El origen es multifactorial: Genética (hay familias de bruxistas), personalidad (tipo A), alteraciones del sistema nervioso central, desordenes del sueño, alteraciones de la oclusión (la forma de articular los dientes superiores con los inferiores) y especialmente el estrés y la ansiedad.

Poco podemos influir sobre la condición genética. El tratamiento se basa fundamentalmente en la modificación del hábito y en la terapia antiestrés. Comenzamos por la toma de conciencia de lo que el sujeto está haciendo. Enseñamos otro hábito liberador de estrés (pelota antiestrés para apretar con la mano).

El paciente evitará situaciones conflictivas fomentando momentos placenteros. Respetará el ritmo circadiano personal durmiendo 8 horas y evitando excitantes como el café y el tabaco. La práctica diaria de una técnica de relajación como la meditación estabiliza los neurotransmisores y el ejercicio físico enérgico, a la tarde, libera tensión emocional y crea endorfinas. Ocasionalmente tendremos que recurrir a colocar una férula de resina entre los dientes y a la psicoterapia especializada. Los fármacos psicotropos como ansiolíticos y antidepresivos no son aconsejables pues crean dependencia como cualquier droga. El chicle está contraindicado.

El ajuste oclusal y la rehabilitación protésica por el dentista especializado es la fase final del tratamiento. Harán recobrar el aspecto de una sonrisa bella y de una masticación eficaz.

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