El faro

El faro

miércoles, 1 de mayo de 2013

TRASLADO A MADRID

   


Sara entró en un su despacho...
Necesitaba un café, había dormido mal y su cabeza iba a explotar. Con la taza de café en la mano se dirige a su escritorio, posadas en el teclado de su ordenador había unas rosas rojas con una nota " no pierdo la esperanza, te quiero". Un suspiro salió de su interior, estaba confundida, su cabeza le decía una cosa y su corazón otra. Deseaba salir corriendo en ese mismo instante hacia lo que su corazón quería. Una llamada interrumpe sus pensamientos, el reloj marcaba las nueve y media, no le sobraba tiempo, cogió algunos documentos que guardó en su maletín y salió corriendo hacia el juzgado. Le esperaba un juicio duro...
Había sido un largo día, se quitó los zapatos dejándolos caer al suelo, su cuerpo cae en el sofá derrotado por el cansancio y su mente comienza a viajar en el tren de los sueños, de las ilusiones, del amor...tenía que tomar una decisión ya. Su corazón palpitaba a la velocidad de un caballo que galopa  sin parar. Sus sueños de futuro estaban en juego, dependían de su decisión , ella decidía.
                       
Recibe un sms en su móvil "te quiero", era de Juan, estaba pensando en ella. Le quería tanto...se dio una ducha y sin pensárselo salió corriendo a sus brazos, no sabía que decisión tomaría, pero deseaba abrazarlo, besarlo...quería perderse en sus brazos, perder la noción del tiempo mientras hacían el amor. Cogió un taxi y se fue a casa de Juan.
 
-¡Sara!, que sorpresa...
 
-Deseaba verte, hoy he tenido un día complicado.
 
-Te envié un sms hace un momento.
 
-Sí, lo he visto y también he visto las rosas en mi oficina.
 
-Sara, vente con migo, no lo pienses más.
 
-Juan, no se que  haré, pero necesitaba verte, abrazarte...
 
-Te quiero Sara, mi niña hermosa...
 
-Yo también te quiero amor y te extrañaba.
 
Se abrazan intensamente, se miran a los ojos y todas las palabras sobran. Sus labios se unen para calmar su sed. Sus besos están llenos de amor y deseo. Juan tumba a Sara con delicadeza sobre la cama. La desnuda mientras llena su cuerpo de besos, acariciándola con sus labios húmedos hasta llegar a su pubis. Lo acaricia, juguetea pasando su lengua y haciéndola arder en deseo. Sara está muy excitada, su cuerpo estremecido se mueve lentamente mientras Juan la acaricia dándole placer . Ella también quiere enloquecerle de deseo. Recorre su cuerpo con ternura y mientras juguetea pasando su lengua una y otra vez saboreando con sus labios su pene que está preparado para penetrarla. Alberto la tumba sobre la cama e introduce su miembro dentro de esta moviéndose lentamente , sin prisa, haciéndola perder el control  en cada envestida. Cuando terminan de hacer el amor se quedan dormidos mientras se abrazan.   


Se despierta por el olor a café, Juan ha preparado el desayuno. Le mira en silencio...solo quedan unas horas para que él tenga que irse. Le ha pedido que se vaya con él, pero no está segura de querer dejarlo todo y empezar desde cero. Juan es médico en la especialidad de cardiología y lo han trasladado a Madrid. Llevan diez años de noviazgo y planeaban casarse cuando le comunican a Juan que tiene que trasladarse a Madrid. Sara es una abogada reconocida a pesar de su juventud, una chica luchadora e independiente. Tiene una vida totalmente estructurada y dejarlo todo para empezar de nuevo en otra ciudad la aterra.

-¡Sara!...

-Perdón, estaba distraída.

-Sí, ya lo he visto. ¿ En qué estabas pensando?.

-En tu viaje...

-¿ Vendrás ?.

-Juan, te quiero un montón y tú lo sabes, pero necesito tiempo, es mejor que te vayas tú solo y yo mientras pensaré qué es lo que quiero hacer.

-Pero si me quieres ...no entiendo Sara...sé que aquí estás muy bien profesionalmente, pero eres muy buena en tu trabajo y estoy seguro que en Madrid no tendrás problemas para abrirte un hueco, además es una buena oportunidad para ti.

-Juan, necesito tiempo...me voy a dar una ducha.



Estando en la ducha piensa en las palabras de Juan. Le quiere y no quiere estar lejos de él pero su inseguridad no la deja avanzar. Sus lágrimas resbalan por su bello rostro , cierra los ojos ...siente dolor en su corazón , está a punto de perder al hombre que ama por cobarde, por insegura...
Siente que Juan abraza su cuerpo desnudo, abre los ojos y ahí está junto a ella. Le besa con pasión, con todo el amor que siente en su corazón. Se aferra a sus besos como si fuera la última vez que le fuera a besar. Le mira a los ojos y no deja de decirle cuánto le quiere, se lo repite una y otra vez . El tiempo se agota y ella no es capaz de seguirle...
La mañana está siendo dura para ambos. Juan termina de preparar algunas cosas antes de irse y Sara ...no puede dejar de pensar en él, en su vida sin él, en sus besos, en sus caricias...


Da vueltas por su despacho intentando ser valiente. Por un momento coge el teléfono en sus manos, pero no le llama. Su inseguridad le hace dejar el teléfono sobre la mesa . Por fin decide llamarle pero cuando Juan le dice que estará esperándola en la estación hasta el último momento, ella le dice que tiene que colgar para atender un cliente. Se queda paralizada tras su llamada con Juan, desearía ir con él, pero no puede...no se siente preparada para dejarlo todo.
Cada vez queda menos tiempo, no puede evitar llorar como una niña desconsolada ante una situación que no sabe resolver . Decide irse a casa, su cabeza no está en condiciones de estudiar ningún caso. Se acurruca en el sofá como una niña pequeñita e indefensa. No puede evitar dejar de pensar en él. Se queda dormida y al despertar mira el reloj y...Juan ya se ha ido y no se ha despedido de él. Le llama para decirle que se ha quedado dormida pero no responde, su teléfono está apagado. Es evidente que Juan se ha ido dolido. Tenía que estar fatal porque ella no había ido ni siquiera a despedirle. No dejó de insistir, tenía que explicarle que se había quedado dormida, pero el teléfono estuvo apagado toda la noche.
Pasaban los días y seguía sin poder hablar con él, tenía el móvil apagado y no la había llamado para nada. Sara no va al despacho, no quiere salir de casa, está destrozada y todo es por su culpa. Ella le dejó irse solo. Su vida no tenía sentido, no tenía ganas de hacer nada, sentía que su vida no tenía sentido sin él. Tenía un buen trabajo, era una buena profesional, pero de que le servía si no estaba él. Es entonces cuando entendió y encontró fuerzas para ir tras él. A su lado todo sería posible, era cuestión de creer en si misma, de confiar en sus posibilidades y en su capacidad.
Preparó la maleta, llamó a su compañera para decirle que se iba con Juan, que se hiciera ella cargo del despacho. Reservó un billete por internet  y le comunicó su decisión a sus padres. Estaba deseando verle...


Se va pronto a la estación para recoger su billete. Está ansiosa...no deja de llamarle, pero el teléfono sigue apagado. El viaje se le hace largo, pero merece la pena. Se ha dado cuenta de que con fuerza, con seguridad en si misma y valentía podrá enfrentarse a una vida nueva. ¡Qué importa dónde!, lo importante era estar juntos. Ella abriría un despacho humilde y sencillo para empezar, podrían seguir con sus preparativos para la boda y Juan disfrutaría de su trabajo y sería feliz por tenerla allí con él. Juntos empezarían una vida nueva en común. Pero tuvo que irse Juan para darse cuenta de todo esto.
Cuando llegó a Madrid llovía a chorros, por la hora que era Juan estaría en el hospital. Cogió un taxi y le pidió que la llevara hasta allí . Justo cuando se está bajando del taxi le ve...se dirigía a casa tras una noche de guardia.

-¡¡Juan!!...

-¡¡Sara!!...¿ qué haces aquí ?.

-He venido a quedarme, te extrañaba y me he dado cuenta de que mi vida no tiene sentido si ti.

-Sara, cariño...



-¿ vamos a casa?.

-Sí mi amor.

Se van juntos a casa felices de estar juntos...
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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