El faro

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viernes, 8 de febrero de 2013

LA EDUCACIÓN SEXUAL


 
Es necesario afrontar el tema de la educación sexual sin temores, con naturalidad, sin tapujos pero de forma equilibrada.
 
ÁREAS QUE COMPRENDE
 
Las áreas que ha de abarcar una correcta educación sexual son:
 
1.Educación genital. Comprende el área anatómico mediante la descripción detallada y la información sobre los órganos genitales del hombre y de la mujer. El área fisiológica que se ocupa de la explicación del para qué sirven y cómo funcionan esos órganos sexuales.
 
2.Educación psicoafectiva. Abarca el área psicológica y afectiva. La psicológica se ocupa de la sexualidad en cuanto a comunicación y relación. Su sentido y su valor como medio para el diálogo afectivo de los sentimientos. El área afectiva se ocupa del desarrollo de la capacidad de amar y de la integración de la sexualidad en la afectividad del niño y también del adolescente.
 
3.Educación ético social. Se refiere, por un lado, a aquellas pautas y valores que justifican los comportamientos sexuales. Su norte son, por tanto, los valores en lo ético y ordenamiento y la regulación de la sexualidad en el terreno social.
 
CUÁNDO Y CÓMO INFORMAR
 
Los mejores momentos para tratar este tema con naturalidad nos los va a aportar situaciones de la vida cotidiana. Hay que decir al niño la verdad, como en todas las cosas, y adaptándonos a lo que el niño puede entender. En ocasiones será el niño quién nos haga preguntas, en otras, seremos los padres los que tengamos que dar ese paso, sobre todo cuando sea evidente que ha llegado el momento de hablar de por qué tenemos cuerpos diferentes, por qué vamos a tener un hermanito,etc.
La primera información se debe dar cuando el niño lo pregunte. Hay estadísticas por las que se sabe que es entre los cuatro y los seis años, es cuando el niño desea saber de dónde venimos y la función clara de la madre. Si el niño no pregunta hay que aprovechar ocasiones que surjan para aclararle al niño algunos conceptos, antes de que reciba una imformación deformada de otros niños.
La segunda información va referida a la función del hombre en el acto sexual y suele pedirla el niño entre los siete y los nueve años.
Es conveniente que el padre y la madre informen de forma conjunta, no más tarde de los nueve años.
La tercera información se refiere a los fenómenos que está empezando a experimentar su organismo, como menstruación, erección del miembro viril, derrame seminal nocturno, etc. Esta información debe tenerla a partir de los once años.
La cuarta información ha de tener lugar cuando se acerca el encuentro real entre los dos sexos. A los trece-quince años comienzan los primeros acercamientos afectivos entre chicos y chicas. Se ha de ofrecer una síntesis completa y clara de la sexualidad humana insistiendo en la educación para el amor, para la ternura y el compartir afectos y sentimientos como pareja.
Decirlo con naturalidad, respeto y sencillez .
 
PAUTAS A SEGUIR
 
1.Evitar los extremismos y buscar el equilibrio, sin tabúes ni demasiada permisividad, en el tono adecuado.
 
2.Educar a nuestros hijos en su más amplia perspectiva, sin hacer de la educación sexual un aparte en la tarea educativa. Se intenta una educación integral.
 
3.Hay que ser claros, sin dobleces, llamar a las cosa por su nombre; adaptar las explicaciones a la comprensión y al ritmo evolutivo del niño. Mantener una actitud serena y cálida al tratar estos temas con nuestros hijos.
 
4.Tener siempre un caracter decididamente positivo frente al tema.
 
5.Ir por etapas, dando respuestas claras a las preguntas que nos haga el niño, sin pretender saltarnos alguna o adelantarnos a dar respuestas  a preguntas que todavía el niño no nos ha hecho. La educación sexual tiene que darse de forma gradual.
 
6.Hablar en un clima distendido, de confianza y de diálogo. La educación sexual ha de asentarse  sobre la confianza y el afecto de los padres, huyendo de las preguntas de doble sentido y de la curiosidad malsana.
 
7.Educar el respeto hacia las orientaciones sexuales que parten de la libertad.
 
8.Informar de los métodos anticonceptivos, de cómo prevenir riesgos y embarazos. Y todo ello sin alarmismos y sin convertirlo en lo único importante de las relaciones sexuales.

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