El faro

El faro

sábado, 23 de febrero de 2013

UN SUEÑO CONVERTIDO EN PESADILLA (Continuación )

Eva María Salé tras él rogándole que la espere. Le dice que tienen que hablar pero no le hace caso y se va. Ella sube a casa e intenta tranquilizarse. Se prepara y va a a casa de su suegra a buscarlo. Justo cuando está llegando ellos están saliendo de casa. Alberto sale corriendo al verla y su madre le  dice a Eva María que lo deje tranquilo. Se van y allí se queda plantada sin ser capaz de hacer ni decir nada. Se pone a caminar sin rumbo, como si estuviera perdida. No puede evitar llorar, ajena a todo lo que la rodea. Se sentía como si se hubiera perdido y no quisiera regresar a casa. Después de caminar un rato y cuando volvía a casa, se encuentra a una conocida y le dice que su marido y su suegra estaban en la lotería. Ese había sido el motivo por el que Alberto había montado todo aquello. Sabía que Eva María no querría ir porque no era algo que le gustara. Pero el problema no era ir un rato, si no que él tenía un problema de ludopatía y todo le servía. Máquinas, cartas, lotería...
"Maldito juego". Su madre y él tenían el mismo problema. Por eso se compinchaban y se tapaban el uno al otro. Eva María afortunadamente no tenía ese problema  y por eso no estaba de acuerdo con ellos. Ese era el motivo por el que Eva María les molestaba y había que deshacerse de ella como fuera. Siempre tenían los mismos planes. Iban siempre juntos mientras ella se quedaba sola y encima recibiendo una paliza antes de irse él. Era una lucha constante. Pero no solo luchaba por apartar a su marido del juego, además tenía una lucha contra su suegra que tenía el mismo problema y arrastraba a su hijo con ella.
 
                                   
 
Llega a casa triste y pensando en qué hacer. No sabía cómo solucionar aquella situación. Cuando llega Alberto a casa intenta hablar con él, pero seguía en el mismo plan desafiante y agresivo. No quiso escucharla y después de ofenderla e insultarla se vuelve a ir. Esa vez Eva María no l,e pidió que se quedara.
Va pasando el tiempo y todo sigue igual. El embarazo sigue hacia delante pero con tantas preocupaciones y palizas se complica un poco. Eva María cumple seis meses de embarazo y comienza a tener contracciones y está un poquito dilatada. Cuando acude a su ginecólogo le dice que tiene que hacer reposo absoluto durante un mes entero para evitar que siga dilatando y se ponga de parto. El bebé todavía no estaba bien formado y si naciera nada se podría hacer por él, ya que sus pulmones no estaban lo suficientemente desarrollados y ni siquiera en una incubadora tendría muchas posibilidades de vivir. Eva María estaba muy disgustada y tenía mucho miedo, pero su deseo por tener a su hija entre sus brazos era tan grande que no se iba a rendir. Haría lo que hiciera falta para que su sueño de ser madre se hiciera realidad. Alberto todavía no sabía que el bebé que estaban esperando era una niña, él quería que fuera un niño, así que el ginecólogo esperó hasta estar completamente seguro del sexo del bebé antes de decírselo a Alberto. Cuando el ginecólogo les confirma que no hay ninguna duda de que van a tener una niña Alberto se enfada. En cuanto salen de la consulta Alberto comienza a insultarla, está realmente enfadado, cuando Eva María intenta hacerle entrar en razón se enfada más todavía y llega a darle un empujón.
 
 
 
El día a día en casa sin poder hacer nada y sin poder salir no era fácil. Una vez más se sentía sola. Alberto se iba por las mañanas a trabajar y cuando llegaba se iba sin importarle dejarla sola en casa y lo que pudiera pasarle a Eva María. No parecía darse cuenta de cuánta falta le hacía. Se sentía sola y triste. Eva María se abraza a su tripa y con lágrimas en los ojos le decía a su bebé que fuera fuerte, que su mamá estaba ahí y que la quería. Que tenían que luchar para poder estar juntas. Aunque fue duro, cumplió todo el reposo que le había indicado su ginecólogo.
La única ayuda que tuvo fue la de su suegro, que la cuidó como si fuera su propia hija. Los padres de Alberto estaban separados y ellos vivían con el padre de este.
Por fin había llegado el séptimo mes de embarazo y el objetivo se había logrado. Tenía que seguir cuidándose pero el peligro ya había pasado.
 
                                           

    
Alberto seguía portándose mal. Era inmaduro, irresponsable, consentido y mentiroso. Siempre inventaba algo para salirse con la suya y mantenía a toda la familia engañada y enfrentada. El día a día a su lado era una auténtica pesadilla, pero le quería tanto que no era capaz de dejarle.
A las treinta y ocho semanas de embarazo deciden ingresar a Eva María para provocarle el parto. Alberto está a su lado y por primera vez se comporta como un hombre. Es muy valiente al atreverse a entrar al parto para ver nacer a su hija. Todo sale muy bien. El parto duró una horita, que para ser primeriza estuvo fenomenal. Cuando vieron a su hija los dos estaban muy felices. Eva María miraba a su niña y se emocionaba. Era muy guapa y lo más importante de todo es que estaba sana. Cuando se la pusieron en sus brazos no pudo contenerse y se le saltaron las lágrimas. Se había hecho realidad su sueño de ser madre. Alberto fue corriendo a darles a todos la buena noticia. Estaban todos muy felices. 
  

Cuando le dieran el alta iría a casa de sus padres a pasar unos días para recuperarse. Alberto también iría para estar con ellas. Pero algo sucede en el hospital que lo impide. La madre de Alberto y la hermana de Eva María se pelean, formando un gran escándalo en el hospital que hasta las enfermeras tuvieron que intervenir. Alberto influenciado por su madre decide que ya no acompañara a su esposa y a su hija  a pasar unos días a casa de su madre. La madre de Alberto había conseguido lo que quería. Cuando Eva María sale del hospital decide irse con su familia . No pudo dormir en toda la noche , quería estar con Alberto. Lo extrañaba a pesar de todo, así que a la mañana siguiente, bien temprano Eva María llama a su suegro y le dice que quería irse a casa. Su suegro la apoya como siempre lo ha hecho y le dice que él la ayudaría a cuidar a la niña y en las tareas de la casa. Le dice que lo importante es que ella estuviera tranquila y bien. Al cabo de dos horas mas o menos apareció Alberto a buscarla para irse juntos a casa. Al llegar a casa Eva María suspira, quería estar en su casa con su marido y su hija, pero no podía evitar pensar en lo que la estaría esperando en los próximos días. Su deseo era que Alberto cambiara, que fuera un buen padre y un buen marido. Extrañaba a ese hombre dulce, cariñoso, comprensivo, detallista y romántico que ella había conocido. El hombre sensible y de buen corazón del que se había enamorado.
Trataba de encontrar una explicación a ese cambio tan brusco y horroroso que había tenido su marido. Durante el tiempo que estuvieron de novios todo fue bonito. Alberto era detallista, cariñoso y muy sensible. Era como un niño, ya que era bastante inmaduro, pero eso al fin y al cabo no era malo. Todo cambió después de la boda. Fue un cambio total de la noche a la mañana. Ella se preguntaba cómo podía haberla mantenido tan engañada. Pero la realidad es que ya era su marido y además ella estaba muy enamorada de su marido. De ser su novia había pasado a ser su mujer y además a tener que actuar de madre en muchas ocasiones por su inmadurez . Era caprichoso, chantajista, egoísta...
Era igual que un niño que patalea para conseguir sus propósitos.

   
                      

Entran en casa, acomodan a la niña en su cunita y se quedan mirándola. Era muy linda, habían decidido llamarla Estefanía . Era nombre de princesa y eso era su niña para Eva María , su princesita. Alberto la abraza y le dice que está muy feliz de tenerlas en casa con él. Estaba tranquilo y cariñoso, por un momento Eva María pensó que ese sí era el hombre del que se había enamorado. Pasaron muy bien el día, Alberto estuvo pendiente de su mujer, cuidándola, mimándola y consintiéndola. Eva María no podía creerse el cambio de Alberto, era como si se hubiera despertado de la pesadilla que estaba viviendo y hubiera vuelto a la realidad que ella había escogido.
Pero la alegría duró poco. Llegó la noche, la niña no dejaba de llorar, no era por hambre, su dodotis estaba limpio, así que sería por los  típicos cólicos de tripita que tienen muchos bebés. No había consuelo para la pobrecita, cuando parecía que se había calmado, Eva María la acuesta en la cuna , no pasan ni cinco minutos y la niña se pone a llorar otra vez . Eva María estaba muy dolorida y molesta con los puntos, así que le costaba levantarse, de repente...Alberto empieza a gritar y a insultar a Eva María pidiéndole que se fuera de la habitación con la niña, expresándose de la niña de una forma despectiva. Él quería dormir y que no le molestásemos.
                                  
                                    Continuará...


Aquí publico otra parte de esta historia llena de episodios intolerables para cualquier mujer.
Espero la esteis disfrutando ,aunque en la realidad no sido bonita , ni fácil....
         



 
         
                       

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