El faro

El faro

domingo, 24 de febrero de 2013

UN SUEÑO COVERTIDO EN PESADILLA(Continuación)


Parecía no darse cuenta de que la niña era una bebé. Eva María quiso levantarse tan rápido que se hizo daño en uno de los puntos, que luego acabó infectándose y produciéndole muchas molestias. Cogió a su niña y se fue para el salón. Pasaban las horas y la niña seguía llorando. Se calmaba y de nuevo comenzaba el llanto. Dieron las tres, las cuatro, las cinco...
En ese momento llega su suegro que venía de trabajar en el taxi y al verla levantada y tan agobiada cogió la niña en brazos y empezó a cantarle.


                         

Cuando la niña se calma le dice a Eva María que se vaya a dormir un rato que él se queda cuidándola  para que ella pudiera descansar. Cuando se estaba quedando dormida la niña comienza a llorar de nuevo y ¡claro!, es que entre llanto y llanto le tocaba comer. Eva María se levanta para prepararle el biberón y luego la acuesta  en la cuna, por fin se queda dormida, pero ya eran las siete de la mañana. Alberto se levanta para irse a trabajar.
Los padres de Alberto se separaron cuando el tenía cinco años. Para él fue traumático ya que lo criaron sus abuelos. Su madre estaba haciendo su vida lejos de su familia ya que la relación con esta no era buena y a su padre lo veía de vez en cuando. El recuerdo que él guardaba de su niñez era triste, hablaba de cuánto había extrañado a su madre cuando era niño, hablaba con mucho cariño de su abuelo que era quien le consentía y siempre contaba que su abuela a pesar de cuidarlo y quererle mucho nunca le había hecho feliz . Siempre decía que había sido muy exigente con él . Decía que no le había dejado disfrutar de su niñez . Así es como recordaba Alberto su niñez . Contaba que su abuela no le dejaba ver a su madre y que él la extrañaba mucho. Pasó algún tiempo y su madre regresó. Economicamente estaba mal y ese fue uno de los motivos de su regreso. Alberto vio pasar hambre y necesidades a su madre mientras su abuela disfrutaba de muy buena economía. Contaba que cuando su abuela le daba la comida, él a escondidas guardaba comida para que su madre comiera. Ya que esta señora a pesar de su buena economía no ayudaba a su hija. No solo se estaba comportando miserablemente con ella, también lo estaba haciendo con su nieto, ya que era un niño que sufría por no estar con su madre y además por ver la situación en la que se encontraba y su abuela no hacía nada para ayudarla.



Cuando Alberto le contaba estas cosas a su mujer, ella entendía que había sido un niño infeliz y que había sufrido mucho. Este fue el primer motivo que la hizo ser comprensiva y paciente con él, pensando que quizás su comportamiento con ella estaba influenciado por esa niñez . Ella intentó ayudarlo apoyándole y siendo comprensiva. Habló con él, intentó hacerle ver que necesitaba ayuda psicológica, ya que además de su traumática niñez existía un problema de ludopatía. Había que intentar solucionar todo aquello y ella estaba dispuesta a ayudarlo. Era importante para la relación, para su hija, para el amor que ambos sentían, pero sobre todo para el mismo. Eva María consiguió convencerle, le dijo que ella tenía razón, que la quería y que no  quería perderla. Fueron juntos al médico, expusieron el problema y le dieron una cita para el psiquiatra, además los informaron y fueron a " jugadores anónimos". Hacían charlas en grupo dos días a la semana. Eva María acudía para apoyarlo junto con los demás familiares del grupo y por supuesto llevaba a la niña con ella que tenía unos quince días. No tenía con quien dejarla. Allí todo el mundo se portó muy bien, los recibieron con los brazos abiertos, eran como una familia y es que en realidad todos tenían el mismo problema.
La ludopatía hace mucho daño, tanto a la persona enferma, como a todos los que están a su alrededor. Esta enfermedad destruye muchas familias, que además de hundirse psicológicamente, hay casos que llegan a arruinarse perdiéndolo todo, incluso sus propias viviendas. Era un camino largo y duro el que tenían que recorrer, pero lo importante era que él estuviera convencido de que realmente estaba enfermo y que necesitaba ayuda. Si el no colaboraban estaban perdidos. A los pocos días fueron al psiquiatra y le puso un tratamiento. Decía que no quería tomar "mierda". En esta forma de pensar su abuela tenía mucho que ver y por supuesto la inconsciencia de Alberto.

                         

Pasan los días y la convivencia sigue siendo complicada. Era jueves por la tarde y tenían charla como todos los jueves. Cada uno cuenta su experiencia y el día a día de la lucha contra el juego recibiendo el apoyo de sus compañeros. Los problemas que esta enfermedad crea, tanto económicos como familiares. Alberto comenta al grupo que su madre también es "ludópoata" y que a veces va con ella a jugar. Los compañeros le proponen que inviten a su madre a incorporarse al grupo, es entonces cuando comenta que su madre no cree tener un problema con el juego y por lo tanto no va a querer asistir. Ante estas palabras le aconsejan que si eso es así y él quiere superar su enfermedad y no quiere perder a su mujer y su hija, lo mejor que puede hacer es apartarse de su madre, ya que no es una buena influencia para él.
Al salir de la charla Alberto le cuenta a Eva María lo sucedido. Está muy molesto por lo que le han dicho y le dice a su mujer que no piensa volver más a esas charlas. A continuación de camino a casa pasan por casa de la madre Alberto y él enseguida le cuenta lo que ha pasado. Su madre le dice que le entiende y que comparte con él la misma idea de no ir más. Así que una vez más en vez de ayudarlos lo que hizo fue actuar con egoísmo y con amor propio.
Nadie le había dicho a Alberto que dejara de querer a su madre o que no fuera a verla. Solo intentaban decirle que se apartara de la tentación y la mala influencia que su madre ejercía sobre él respecto al juego, pero él no quiso o no le interesó entenderlo así. Fue la disculpa perfecta para dejar de ir a donde no le apetecía. La realidad es que ya no había ni tratamiento psiquiátrico ni charlas en "Jugadores Anónimos".
Cuando llegaron a casa Eva María intentó explicarle lo que habían querido decirle sus compañeros, pero lo único que consiguió fue que se alterara. Dejó que se tranquilizaba mientras bañaba a la niña, le di su biberón y la acosté en su cuna.
 

Durante la cena no intercambiaron palabra alguna.
Eran las doce más o menos. Estaban en el  salón viendo la tele y de repente empieza a insultar a sus compañeros de "Jugadores Anónimos", cada vez se altera más, Eva María se mantiene en silencio para no alterarlo más. Llega un momento en que le dice que no hable tan alto porque la niña está durmiendo y la va a despertar. Entonces comienza a insultarla, ella sin decir nada y temiendo lo que puede suceder, se levanta para irse del salón. No le da tiempo de salir porque la coge por los pelos. Eva María le dice que la deje, pero está muy agresivo y sigue insultándola. Intenta escaparse y encerrarse en la habitación pero no puede. La coge por el cuello y aprieta sin ningún pudor. Cuando consigue quitárselo de encima sale corriendo y se encierra en la habitación con la niña. Tenía pestillos en todas las puertas para poder protegerse en momentos así. La niña seguía dormida. Eva María estaba angustiada, muerta de miedo, confundida...
No sabía qué hacer, se acordó de un matrimonio del grupo que le habían dado su número de teléfono para ocasiones como aquella. Le daba vergüenza llamarles a esas horas, pero necesitaba hablar con alguien. Los llamó y al contarles lo sucedido decidieron acercarse a casa para hablar con Alberto e intentar hacerlo entrar en razón.
Alberto daba golpes en la puerta y me decía que abriera la puerta. Eva María por supuesto no pensaba abrirle hasta que estuviera totalmente calmado y se pudiera dialogar con él. Lógicamente Eva María en esos momentos le tenía miedo.
Llaman a la puerta. Alberto se sorprende, era tarde y supuestamente no esperaban a nadie. Contesta al telefonillo y por compromiso abre la puerta al ver de quienes se trataba. Una vez que ya están en casa, Eva María sale de la habitación . José Luís se queda en el salón con Alberto y Marina y yo nos vamos a la cocina.

                               

Después de un rato ellos se van a la cocina con Marina y Eva María . Alberto parece más tranquilo y se disculpa con Eva María. Aunque era tarde Eva María hace café para los cuatro. Charlan un rato, todo parece estar bien, incluso Alberto les dice que va a continuar con las charlas. José Luís y Marina se despiden de ellos y de nuevo se quedan solos. Alberto le reprocha a Eva María que les haya llamado y le dice que lo de continuar con las charlas no es cierto. Eva María se queda sorprendida por el cinismo con el  que había actuado ante ellos. No podía creer que su marido fuera un desconocido para ella. Nunca dejaba de sorprenderla. De repente se escucha la puerta, Eva María sale de la habitación y ve como Alberto se va. Se fue sin decirle nada. Después de lo que había sucedido ella esperaba que la abrazara y le pidiera perdón.
Se despierta la niña, estaba bastante inquieta, así que la coje en brazos y se abraza a ella como si fuera su salvación ante la caída por un precipicio. Ella era su consuelo. Por ella se levantaba cada mañana. Cuando la niña se queda dormida no puede evitar llorar mientras la mira. Pensaba en el futuro que les esperaba si Alberto no cambiaba.

              
Aquí publico otra parte de esta historia que no es fácil de contar pero que me alegro de compartirla con quienes me seguís. Recordar que es una historia real, solo cambio el nombre de las personas y pequeños detalles. Por supuesto pretendo contarla de una forma quizás menos traumática de lo que fue realmente...

                        Continuará...









                                
                                         

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