El faro

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viernes, 15 de marzo de 2013

NIÑOS ( 9-11 )


 
La etapa de la vida que comprende de los nueve a los once años,separa la niñez de la plena adolescencia. A partir de que el niño alcanza la preadolescencia, en su vida empieza a estar siempre presente la experiencia , una cierta tensión general y un deseo incipiente de control y dominio.
 
El niño de nueve años
 
La automotivación es la característica típica del niño de nueve años que adquiere nuevas formas de autosuficiencia y seguridad en si mismo. A esta edad ya no necesitan que los demás le motiven para hacer cosas. Va a utilizar su creatividad y su energía en nuevas y útiles tareas.
 
El factor más importante en esta edad es la motivación personal; el niño se ve obligado a organizar y planificar sus actividades antes de llevarlas a cabo. Aunque nos parezca estar todavía ante un niño lo cierto es que su personalidad está formada y su afectividad es muy profunda.
 
 Empieza a sentirse como una persona mayor mayor y le agrada que le traten como tal. Sus relaciones con sus compañeros se  fortalecen.
 
Se preocupa de prever, progamar y reflexionar de antemano sobre sus actividades y obligaciones. Adquiere gran sentido de la justicia, no miente y necesita sentirse "honesto"y consecuente consigo mismo.
 
El niño de nueve años está lleno de energía . Juega  y trabaja hasta caer rendido. Demuestra gran interés por los deportes de competencia.
 

 
En cuanto a su vida emocional , es fácil confiar en él , es más independiente, responsable y obediente. Le afecta muchísimo que se le corrija. Es capaz de expresar sus emociones positivas y se avergüenza si se le regaña o riñe delante de otras personas.
 
Los nueve años es la edad de la independencia. Es necesario empezar a confiar en el niño, porque se lo merece. Empezar a repartir responsabilidades sería un paso acertado. Es especialmente importante dejarle hacer, tener paciencia con sus titubeos y sus errores y valorar el trabajo realizado, aunque éste no sea perfecto.
 
En su vida escolar es ordenado y normalmente cumple con sus tareas, pero le gusta trabajar ya de manera independiente. Su conocimiento de la lectura no sólo lo utiliza para obtener conocimientos. Es una buena edad para favorecer las actividades lectoras y que el niño se divierta leyendo. Se interesa por las colecciones( sellos, cromos), por el cine, por conocer  las horas de emisión de sus programas favoritos...
 
 
 
 
El niño de diez años
 
 
Los diez años constituyen la edad de oro del crecimiento. Normalmente nos encontramos con un niño alegre, desenvuelto, contento de sí mismo, satisfecho del mundo que le rodea y sin dificultades para relacionarse con los demás. A esta edad el niño está pasando de la infancia  a la preadolescencia de manera apenas perceptible para sus padres y educadores.
 
Encuentran alegría y placer en la actividad y en derrochar fuerza y energía. Le encantan los juegos que le exijan ejercitar los músculos. Las niñas presentan signos indicadores de la próxima adolescencia y hacen menos alusión al sexo que los niños.
 
El niño es más tranquilo  y seguro de sí mismo y menos miedoso. Llora poco y la causa principal suelen ser los enfados. Casi todos sus problemas y dificultades se reducen a lo escolar, deberes, tareas excesivas, etc.; que les producen ansiedad.
 
Quiere con locura a sus padres, se muestra afectuoso y muy expresivo con ellos. Se muestra cooperativo y participa en las actividades familiares con mucho gusto.
 
                       
 
En el colegio se muestra activo  y  participativo, siente curiosidad por todo lo que le enseñan y aunque su atención es inestable, su memoria es mejor que nunca.
Es bastante frecuente que las niñas se piquen con los niños y compitan en leer mejor y mas rápido, dar antes con la soluci´´on de un problema, recitar mejor una poesía o saberse mejor la lección de cada día.
 
El niño de diez años tiene un fuerte sentido de justicia y de la nobleza. Se muestra sensible y puede sufrir repentinamente una crisis  de cólera que sera capaz de controlar, sin que quede rencor alguno. Detesta la trampa mas que a ninguna edad, odia la mentira y tiene un sentido muy acusado de la justicia y de la amistad. Las niñas suelen tener una o varias amigas intimas, mientras que los niños desarrollan sus amistades dentro de los grupos
 
En casa ya no son tan dóciles y condescendientes a la hora de echar una mano y colaborar. se hacen remolones. Con frecuencia surgen pequeñas disputas entre los hermanos . No se preocupa mucho de si mismo y se muestra desordenado y descuidado en lo que respecta a su aseo  y aspecto personal. Le costara ordenar su habitación y cuidar su ropa.
 
El juego participativo entra y educa al niño en las relaciones humanas. Los juegos físicos y el deporte ocupan un lugar preferente para los niños  y las niñas: carreras, saltos, patinaje, yudo, natación. Les encantan también los mimos , escenificaciones y representaciones.
 
                         
 
     
 
 
El niño de once años
 
A esta edad se inicia la preadolescencia con nuevos patrones y formas de conducta. Aquel sereno y complaciente niño de diez años comienza a afirmar cada vez mas su personalidad.  Se  hace mas  curioso, charlatán, investigador e inquieto.  Se despierta la curiosidad de querer saberlo todo y preguntar insaciablemente.
 
Nos encontramos ante un niño sensible, con frecuentes cambios de humor y ataques de irritación y de agresividad. Suele llorar por aquellas cosas que le hacen enfadar o le decepcionan. Muchos padres llegan a pensar que una fuerza incontrolable y desconocida se ha apoderado de su hijo. Es rencoroso, desagradable, insolente,hace el payaso a cada momento, gruñe y se contraria practicamente por todo. 
 
El niño de once años tiene una gran capacidad de trabajo y de entusiasmo. Suele ser un alumno entusiasta, si no por la escuela en si, a causa de los problemas que arrastre en los estudios, si por la necesidad de estar con compañeros de su edad. Empieza a descubrir el humor y prefiere a los profesores que cuentan de vez en cuando algún chiste.
 
                        
 
Se inicia la búsqueda de sí mismo, de la propia identidad, lo que le puede llevar a una actitud oposicionista, en continuo conflicto con los demás. No le gusta ser criticado. Desea liberarse de la autoridad establecida en la casa y en la escuela y tomar decisiones por si mismo. A menudo se encuentra desconcertado ante el bien y el mal y decide según su sentido común o sus sentimientos.
 
Con respecto a sus padres, en general empieza a resistirse a ellos. Aunque le gustan las actividades en familia, actúa precipitadamente perturbando la vida familiar. Es incapaz de controlar sus emociones y sus estados de ánimo contradictorios; por lo general suele portarse mejor fuera del ambiente familiar. Son frecuentes las peleas con sus herman@s. No le agrada ser útil en casa y elude las obligaciones como puede. Tampoco se libran de las críticas sus propios padres, que ya han caído del pedestal en que les había colocado durante los años de infancia. Los padres deben derrochar comprensión, paciencia y actitudes de diálogo ofreciendo razones y explicaciones, pero sin dejar de ser firmes y exigentes con los hijos para que cada cual asuma parte de responsabilidad.
 
                              UNA FAMILIA COMPARTIENDO UN RATO DE LESCTURA
 
                                                
 
 
                                    PADRE E HIJO HABLANDO CON COMPLICIDAD
       
 
 
 
 
 

 
 
 
 

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