MANUELA
Manuela y
Alejandro eran una pareja joven. Estaban recién casados y eran de buena familia.
Vivían en la ciudad, pero tenían una bonita casa en la montaña. A Alejandro le
gustaba mucho ir allí cuando quería descansar y desconectar de su trabajo.
Disfrutaba saliendo a pasear por la montaña a caballo acompañado de Manuela.
Alejandro era cirujano, trabajaba en un buen hospital y era reconocido como uno
de los mejores cirujanos del país.
Un fin de semana invitaron a unos amigos a pasarlo con ellos en la montaña. Alejandro había nacido en aquella montaña. Sus padres trabajaban para un señor que se dedicaba a la crianza de caballos. El padre de Alejandro se encargaba de todo cuando el señor tenía que viajar y la mamá se dedicaba a que todo funcionara en la casa. Fallecieron cuando Alejandro era muy pequeño, así que este señor y su esposa decidieron hacerse cargo de él y lo criaron como a un hijo, ya que ellos no habían podido tenerlos. Cuando fallecen dejan como heredero a Alejandro. Él estaba terminando su carrera de cirujano y se prometió así mismo que reformaría la casa y la mantendría en buen estado como le hubiera gustado al hombre que le crió y que fue como un padre para él.
Un fin de semana invitaron a unos amigos a pasarlo con ellos en la montaña. Alejandro había nacido en aquella montaña. Sus padres trabajaban para un señor que se dedicaba a la crianza de caballos. El padre de Alejandro se encargaba de todo cuando el señor tenía que viajar y la mamá se dedicaba a que todo funcionara en la casa. Fallecieron cuando Alejandro era muy pequeño, así que este señor y su esposa decidieron hacerse cargo de él y lo criaron como a un hijo, ya que ellos no habían podido tenerlos. Cuando fallecen dejan como heredero a Alejandro. Él estaba terminando su carrera de cirujano y se prometió así mismo que reformaría la casa y la mantendría en buen estado como le hubiera gustado al hombre que le crió y que fue como un padre para él.
Todo estaba
en orden. La chimenea encendida, las habitaciones acomodadas y la cena
preparada. Ya era un poco tarde así que se dispusieron a cenar para después ir a
descansar y madrugar al día siguiente. Irían a dar un largo paseo por las
montañas para disfrutar de las hermosas vistas y del paisaje. Hacía un día de
sol maravilloso. El sol brillaba, el cielo estaba azul y se escuchaba el canto
de los pájaros. Alejandro ordenó que prepararan los caballos mientras
desayunaban. El caballo de Manuela era blanco y se llamaba Estrella. Le
apasionaban los caballos y especialmente los blancos.
Querían
aprovechar el día, así que llevaban algo para comer en alguno de los tantos
lugares hermosos que había en aquellas montañas. Pasearon durante unas horas
disfrutando de cada lugar, estaba resultando ser un día tranquilo, divertido y
relajante. Se pararon a comer en un lugar muy bonito desde donde se veía una
cascada.
Regresaron a la
casa antes de que oscureciera. Manuela fue a darse un baño antes de la cena.
Alejandro y sus amigos se quedaron conversando en el patio de la casa. El día
había pasado muy deprisa. Al otro día fueron a visitar el pueblo. La gente era
muy educada y generosa. Querían mucho a Manuela y Alejandro y cada vez que los
veían en el pueblo la gente se alegraba y hasta lo celebraban. Había sido un fin
de semana increíble. Ya de regreso en la ciudad todo vuelve a ser ruido, gente
por todas partes...
Han pasado unos
meses, Alejandro está en el hospital. Manuela tiene que hacerse unos análisis,
así que aprovecha a pasarse por la consulta de Alejandro.
- ¿Se
puede?.
-¡Manuela!,
¿qué haces aquí?.
-Hoy tenía que
hacerme unos análisis.
-Pero...no me
habías dicho nada, ¿te encuentras mal ?.
-No mi amor,
tranquilo, solo son unos análisis rutinarios.
-¿De veras ?,
¿no me ocultas nada ?.
-Puedes estar
tranquilo,si sucediera algo, tú serías el primero en saberlo.
-Bueno, si es
así, me quedo más tranquilo.
-Estoy sin
desayunar, ¿me acompañas a la cafetería ?.
-Sí, ahora no
tengo pacientes hasta más tarde.
-Bien, pues
vamos entonces.
Se toman algo
juntos en la cafetería. Alejandro tiene que regresar a la consulta y Manuela se
va a casa. Al cabo de una semana Manuela regresa al hospital a por el resultado
de los análisis.
-¡Hola
Doctor!.
-¡Hola
Manuela!, siéntate.
-¿Pasa algo
Doctor?.
-No, bueno sí,
pero...
-Doctor,dígame
lo que me pasa.
-Manuela...vas
a ser mamá.
-Doctor, ¿está
usted seguro ?.
-Sí Manuela,
estás embarazada de dos meses. Así que debes empezar a cuidarte para que todo
vaya bien.
-Sí Doctor,
¡claro que lo haré !
Manuela está feliz,
Alejandro deseaba ser papá. Decidió no pasar por su consulta, le daría la
sorpresa en casa. De camino pasó por alguna tienda de ropa de bebés y compró
algunas cosas.
Llegó feliz a casa
y preparó una cena especial para recibir a Alejandro. En una esquina de la mesa
colocó los paquetes que había comprado. Manuela espera ansiosa la llegada de
Alejandro. Pasea por el salón impaciente. Cuando escucha llegar a Alejandro sale
a recibirlo.
-¡Buenas
noches, amor !.
-¡Buenas
noches!, ¿ qué haces aquí a fuera ?.
-Te estaba
esperando, tengo una sorpresa para ti. Pasemos al salón.
Se sientan a la
mesa. Muy bien preparada y con belas. Es la cena preferida de
Alejandro.
-Cariño, ¿te
sirvo un poco de vino ?.
-No,
gracias.
-Pero si es el
vino que tanto tanto te gusta.
-Sí, lo sé,
pero hoy no voy a beber.
Alejandro está
sorprendido. No entiende nada. Manuela tiene que darle una sorpresa y además no
quiere su vino preferido.
-¿Cómo te ha
ido en el hospital ?.
-Bien, hoy ha
sido un buen día, tranquilo.
-Me alegro
cariño.
-Por cierto,
¿tú no tenías que pasar a recoger tus análisis ?.
-Sí, todo está
bien.
-Ah, bien. ¿Y
esos paquetes ?.
-Abrelos, son
para ti.
-¿para mí ?,
pero si hoy no es mi cumpleaños ni nada...
Cuando abre los
paquetes se queda sin palabras. Manuela le dice que está embarazada. Alejandro
llora de felicidad, es el mejor regalo que podían hacerle.
Van pasando los
meses y todo va fenomenal. Alejandro desea que sea un niño para llevarlo a la
montaña, enseñarle a montar a caballo...pero el bebé no se deja ver y no logran
saber su sexo.
El último mes de
embarazo de Manuela deciden ir a pasarlo a la montaña. Alejandro quiere que
Manuela esté tranquila ,alejada de la ciudad y que de a luz allí. Hay una
matrona muy buena que la ayudará en el momento del parto.
Llevan a penas una
semana en la montaña. Llueve, ahí
tormenta...
Manuela no se
encuentra bien. A media noche se pone de parto. Alejandro ordena ir a llamar a
la matrona, que llega enseguida. Han pasado ya dos horas, Alejandro está
impaciente, no sabe lo que está sucediendo en la habitación. El parto se
complica, Manuela tiene muchos dolores, pero no se rinde y lucha para dar a luz
a una niña. Manuela queda muy débil, no está bien...
La matrona sale con
la niña en brazos y se la da a Alejandro. Se sorprende al ver a una niña, él se
había hecho ilusiones y deseaba un niño. Preguntó por Manuela. La matrona le
dice que ha quedado muy débil y que duda que se pueda recuperar tras el parto.
Alejandro corre al lado de Manuela. Está tan débil que a penas puede hablar. Le
pide que cuide de su hija y que le hable de ella cuando sea mayor. A penas
pronuncia estas palabras y sus ojos se cierran.
-¡No!,grita
Alejandro.¡Manuela!, mírame, mi amor...abre los ojos,
mírame...
Está destrozado,
fuera de si, mira a su hija y con desprecio se la da a la matrona y le pide que
se la lleve, que la regale, que no quiere volver a verla en su
vida.
La matrona
aterrorizada ante la furia y la desesperación de Alejandro, se va corriendo con
la niña en brazos. Cuando llega a su cabaña, la baña con agua caliente y la
envuelve entre mantas para darle calor. Se pregunta qué va hacer con esa
niña.
Tiene la esperanza
de que Alejandro regrese a buscarla cuando se calme. Pero eso no sucede. Al día
siguiente la matrona se entera de que Alejandro se ha ido a la ciudad. Ella se
encariña con la niña y decide criarla con la esperanza de que algún día su padre
regrese a buscarla. La matrona decide llamar a la niña Manuela como su madre y
le pone unos pendientes que su madre le dio antes de morir.
Van pasando los
años y Manuela crece, además la matrona descubre que la niña es ciega y la
enseña a conocer la montaña sin falta de ver. Manuela es una niña inteligente y
aprende rápido. Es dulce, cariñosa y muy bella igual que lo era su madre. Le
encantaba que su mamá , así llamaba Manuela a la matrona que la estaba
criando,le leyera libros, le gustaba escuchar el ruido de la cascada, el canto
de los pájaros...
Cuando Manuela
cumple los dieciocho años, lo cerebra en el pueblo con sus amigos. Cuando iba de
regreso a casa tropieza con sergio, es un chico joven y muy guapo. Acaba de
llegar y es el nuevo médico del pueblo. Se da cuenta enseguida de que ella está
ciega. Intenta tranquilizarla y le dice que iba distraido, que acaba de llegar
al pueblo y no lo conoce. Ella se ofrece a acompañarlo al lugar que está
buscando. Al decirle que busca la casa del médico, Manuela se da cuenta que él
es el nuevo médico. Le acompaña hasta allí y después se despide casi sin a penas
detenerse.
Sergio no puede
dejar de pensar en ella. Le ha parecido ¡ tan hermosa !. Al día siguiente
intenta averiguar donde vive y decide ir a visitarla. Manuela es tímida y
desconfiada, pero Sergio logra conseguir su confianza poco a poco. Van pasando
los días y cada vez se llevan mejor, incluso sergio llega a enamorarse de ella.
Con el tiempo ese amor va siendo correspondido por Manuela.
Pasan dos años y
deciden casarse. Hacen una boda sencilla en el pueblo.
A los pocos días de
casados Sergio decide llevarla a la ciudad para que un colega amigo suyo la vea
y les diga si la ceguera de Manuela tiene solución. Estando en la consulta
Manuela y Sergio llega Alejandro. Al principio habla con total naturalidad,
hasta que se fija en los pendientes que lleva Manuela. Esos pendientes le
resultaban muy conocidos. Estaba aturdido y se va de la consulta sin decir nada.
Después de hacerle pruebas a Manuela, le dan la buena noticia, su ceguera se
puede operar. Preparan todo para operarla lo antes posible. Llega el gran día la
están preparando para la operación. Alejandro va a verla y le pregunta por los
pendientes. Ella le dice que eran de su madre y que se los dio al morir a la
matrona que la atendió en el parto. Alejandro ya no tubo ninguna duda de que
ella era su hija.
-Yo conocí a tu
madre. Era dulce, alegre y tan bella como tú.
-¿Usted conoció
a mi madre?.
-Sí...
-Y¿a mi
padre?,el me regaló.
Alejandro salió
corriendo. No podía decirle que él era su padre, esa persona que regaló a su
hija , ante el dolor tan grande que sintió al perder a su mujer, justamente
después de haberla tenido a ella. Pensaba que su hija no le perdonaría jamás.
Tenía remordimientos , su vida era un infierno desde entonces, pero aún así
jamás volvió a la montaña, ni siquiera para buscar a su hija.
La operación de
Manuela fue un exito. Alejandro estaba presente cuando le quitaron las bendas.
No podía creérselo, podía ver. Lo primero que hizo fue buscar una foto que su
madre (matrona ) le había dado de sus padres verdaderos. Fue entonces al ver la
foto cuando reconoció a Alejandro.
-No,no,no...¡no
puede ser!.
-Manuela,
cariño,¿qué pasa ?.
-Ese
hombre...ese hombre...es...mi padre.
Todos se quedaron
sorprendidos. Alejandro se sincera y les cuenta a sus colegas y amigos lo
que había sucedido
hacía años. Manuela, estaba dolida, no quería verle. No podía
perdonarlo.
Alejandro no dejó
de insistir, de intentarlo día a día, hasta que por fín consiguió que su hija
lo
perdonara. Ya no
volverían a separarse jamás.
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