Jonathan era un bebé muy bueno. Solo lloraba cuando le tocaba comer. A los quince días se tomaba un biberón a las doce de la noche y dormía del tirón hasta las seis. Era un bebé muy sano, nunca se ponía malito. Era un "tragón"y un "dormilón". Daba gusto con él porque no te enterabas que tenías un bebé en casa. Estefanía le tenía celos como es normal. Solo se llevaban dos añitos y ella estaba muy enmadrada. Eva María tenía que tener mucho cuidado porque cuando menos lo esperabas estaba subiéndose en la cuna o le quería dar pan...en fin las cosas típicas que hacen los niños ante la llegada de un nuevo hermanit@.
Estefanía se recuperaba muy bien después de haber estado tan malita. Había quedado algo baja de hierro pero enseguida se recuperó. Eva María no quería separarse de ella ni un minuto, así que todo su tiempo era para ellos, la casa...a penas le quedaba tiempo para nada más.
Alberto ya había dejado de ser el "buen marido" que había sido durante el embarazo de Jonathan . La dejaba todo el día sola con los niños. Si la relación era complicada cuando tenían solamente la niña, desde que habían tenido al niño,había vuelto a ser un desastre.
El iba a trabajar y cuando llegaba a casa comía y se iba a casa de su madre para luego irse con ella a jugar a la lotería. Eva María no quería que volviera a sucederle lo mismo que con Estefanía. Pensaba tenerlos con ella y disfrutar de Jonathan todo lo que no había podido disfrutar de su princesa. La niña estaba acostumbrada a estar con sus abuelos y a veces quería ir con ellos, cosa que Eva María entendía perfectamente. Iba su abuela a buscarla el Viernes y el Domingo volvía a llevarla con Eva María.
Durante el fin de semana que la niña se iba con su abuela Eva María aunque estaba más desahogada extrañaba muchísimo a su hija. Pensaba que había estado a punto de perderla y lo pasaba muy mal. Entendía que tenía que hacer un esfuerzo por sus padres y por su hija, pero realmente le costaba separarse de ella.
Eva María se siente muy sola y decide hablar con Alberto en la noche cuando los niños duerman.
-Alberto, desde que ha nacido el niño ya no estás conmigo como antes.
-Eso no es verdad, yo te sigo queriendo mucho.
-Sí, pero ya no me cuidas, ni me mimas, me dejas siempre sola.
-Bueno, y ¿qué quieres que yo haga ?. No me voy a quedar metido en casa.
-Pero podemos salir juntos con los niños.
-¡Sí claro!, no sé donde quieres que vayamos con estos dos.
-Se puede ir a muchos sitios, a donde no se puede ir con dos niños es a dónde tu vas.
-No empieces ya...voy a donde me da la gana...
-Y entonces, ¿qué quieres que haga yo?.
-Haz lo que te de la gana, pero a mí déjame en paz.
Como no le gusta la conversación coge y se va. Pasan las horas y no regresa. Últimamente vuelve a parar en la cafetería que se conocieron. Cuando el dueño cierra la cafetería se reunen varios y juegan dentro al póquer apostando dinero. Alberto cuando no tiene se lo deja el dueño de la cafetería. Después siempre tiene deudas.
Una noche más que Alberto no regresa pronto a casa para cenar. Eva María desesperada ya llama por teléfono a la cafetería y pregunta por Alberto. Cuando este se pone Eva María le reprocha lo que está haciendo todos los días. Alberto cuelga el teléfono dejándola con la palabra en la boca.
Eva María no está dispuesta a soportar este comportamiento por más tiempo. Espera despierta a Alberto. Cuando llega se sorprende al verla aún despierta. Eva María se muestra enfadada y le dice que un hombre padre de dos niños y con una mujer no puede hacer lo que él está haciendo. Él escogió formar una familia y tenía que madurar y ser responsable. Alberto no quería escuchar lo que Eva María le decía, sabía que ella tenía razón, pero no le interesaba seguir escuchando. Se puso a irse como siempre hacía pero Eva María esta vez no se lo puso fácil, ahora no estaba embarazada y podía defenderse. Se puso delante de la puerta.
-¡No Alberto!, estoy cansada de que siempre te vayas y no enfrentes las cosas.
-¡Quítate de la puerta...!.
-No me voy a quitar. Tenemos que hablar.
-No quiero hablar...
-Alberto, ya no eres un niño, somos padres...yo te necesito, necesito a mi marido.
-Eva María, ¡quítate de la puerta!.
-No puedes comportarte siempre como un niño caprichoso, inmaduro...Alberto tienes que cambiar.
-¡Quítateee...!.
-Cariño, vamos a hablar. No te vayas. Me siento muy sola. ¿Ya no me quieres?.
-¡Sí te quiero!,pero deja que me vaya.
-Marchándote, ¿solucionas algo?.
Alberto ya estaba al límite. Eva María sabía a lo que se estaba arriesgando pero no podía quedarse siempre callada, consintiendo que hiciera lo que le diera la gana. Que no trabajara, que gastara el dinero, que no ejerciera de padre ni de marido...
Pasó lo que ella se temía. Alberto estaba fuera de sí, aunque intentaba calmarle hablándole con cariño, en tono suave...no sirvió para nada. Le dio patadas, puñetazos, la cogió del pelo para golpearla contra la pared para terminar cogiéndola por el cuello como siempre hacía. Se despertó la niña y una vez más le salvó la vida. Alberto en cuanto escuchaba a su hija reaccionaba y la soltaba. Eva María fue a abrazar a su princesa y Alberto aprovechó para irse.
-¡No Alberto!, estoy cansada de que siempre te vayas y no enfrentes las cosas.
-¡Quítate de la puerta...!.
-No me voy a quitar. Tenemos que hablar.
-No quiero hablar...
-Alberto, ya no eres un niño, somos padres...yo te necesito, necesito a mi marido.
-Eva María, ¡quítate de la puerta!.
-No puedes comportarte siempre como un niño caprichoso, inmaduro...Alberto tienes que cambiar.
-¡Quítateee...!.
-Cariño, vamos a hablar. No te vayas. Me siento muy sola. ¿Ya no me quieres?.
-¡Sí te quiero!,pero deja que me vaya.
-Marchándote, ¿solucionas algo?.
Alberto ya estaba al límite. Eva María sabía a lo que se estaba arriesgando pero no podía quedarse siempre callada, consintiendo que hiciera lo que le diera la gana. Que no trabajara, que gastara el dinero, que no ejerciera de padre ni de marido...
Pasó lo que ella se temía. Alberto estaba fuera de sí, aunque intentaba calmarle hablándole con cariño, en tono suave...no sirvió para nada. Le dio patadas, puñetazos, la cogió del pelo para golpearla contra la pared para terminar cogiéndola por el cuello como siempre hacía. Se despertó la niña y una vez más le salvó la vida. Alberto en cuanto escuchaba a su hija reaccionaba y la soltaba. Eva María fue a abrazar a su princesa y Alberto aprovechó para irse.
Eva María Abrazó a su hija, la cogió en brazos y se acostó con ella para que se tranquilizara y se durmiera. La niña no dejaba de preguntar porqué papá pegaba a mamá . Eva María intentaba quitarle importancia a lo que había visto su hija. Tardó en dormirse . Afortunadamente Jonathan no se había despertado. Eva María no podía dormir, no dejaba de pensar en cómo resolver las cosas. Ya había intentado hablar con Alberto un montón de veces y siempre terminaba recibiendo una paliza. No podía más, se sentía sin fuerzas, sin ganas de hacer nada, lloraba a todas horas...tenía que atender a dos niños pequeños y se sentía incapaz.
Al día siguiente fue al médico y le explicó su estado de ánimo. El médico le preguntó si tenía algún problema y Eva María le explicó lo que le sucedía . El médico la escuchó con mucha atención y le dijo que ante esa situación era normal su estado de ánimo y que necesitaba ayuda. La mandó a S.Mental. Necesitaba estar bien para poder enfrentarse a la situación que estaba viviendo y sobre todo para sacar a sus hijos adelante.
Acude a la primera consulta sola. Viene su madre y se queda en casa de Eva María con los niños. Al principio la atiende un psicólogo durante dos meses pero Eva María no nota ninguna mejoría, incluso nota que cada vez está más desganada. Al final el psicólogo viendo que no hay una mínima mejoría habla con el psiquiatra quién decide verla y valorar si necesita un tratamiento. Cuando tiene la primera consulta con él le dice que está depresiva y que necesita un tratamiento. Además lleva algún tiempo sin poder dormir. Alberto la amenaza diciéndole que cuando se quede dormida la va a matar, después matará a los niños y luego se matará él. Desde entonces Eva María estaba muerta de miedo y no podía dormir pensando en que lo hiciera.
Pasa el tiempo. Estefanía tiene ya tres años y Jonathan uno.
Para Estefanía es su primer año de colegio. Va muy contenta, aunque es una niña muy tímida y le cuesta relacionarse. Poco a poco se va integrando y haciendo sus amig@s. Por las mañanas Eva María tiene que despertar a Jonathan para llevar a Estefanía al colegio ya que su suegro sigue sin volver a casa y Alberto unos días trabaja y otros, la gran mayoría no, pero no puede dejarle el niño en casa ya que no se hace responsable de él. Así que como si no estuviera en casa. Las cosa entre ellos siguen cada vez peor. Duermen serparados y no mantienen ni relaciones. Eva María en ocasiones se acerca a él y intenta arreglar las cosas. Ella necesita un marido y un padre para sus hijos. No un amigo con el que compartir piso, que esa es la relación que hay entre ellos. Todos los intentos de Eva María no sirven para nada. Están bien un día o una noche y vuelven a estar igual.
Jonathan aún gatea, aunque ya camina solo un poquito pero es muy cómodo y prefiere gatear. Es un niño muy alegre. No es llorón, come fenomenal y es dormilón además de ser un niño muy sano. Eva María decide pararse en el parque con los niños de la que vienen del cole. Hace sol y aunque no es verano no está frío. Estefanía se pone muy contenta al decirle que van al parque así jugará con sus amiguitas del cole. Mientras Eva María recorre el parque entero con Jonathan que no para un minuto y quisiera estar en todas partes a la vez. Es un niño lleno de energía y Eva María termina agotada. Cuando el sol se va y comienza a estar frío se van para casa. Hay que bañarse , cenar y irse pronto a la cama .
Eva María baña a los dos niños juntos. Les deja jugar un ratito en el agua mientras ella prepara los pijamas. Salen de la bañera y como es temprano juegan un poco los tres juntos. Llega la hora de hacer la cena y mientras les pone dibujos. Eva María se va a la cocina a preparar la cena para los niños. Cenan y los acuesta. Jonathan se duerme solo, pero Estefanía aún necesita que mamá se acueste con ella. Primero leen un cuento y luego apagan la luz. Cuando por fin se queda dormida Eva María se da una ducha para hacer tiempo a ver si mientras llega Alberto. Cuando ve que un día más sigue con su rutina se prepara algo de cenar para ella.
Se prepara la cena y después ve un rato la tele. Se queda dormida en el sofá. Cuando despierta ve que Alberto sigue sin llegar . Se va a la cama y se queda profundamente dormida. Desde que está con el tratamiento duerme muy bien. Está profundamente dormida. De repente se despierta porque Alberto llega a casa y de buenas a primeras la coge fuertemente por los pelos. A continuación la coge por el cuello, forcejean, Alberto está fuera de si, Eva María no entiende nada. Está muy violento y le aprieta el cuello con fuerza. Intenta defenderse pero no puede. Ella no deja de pelear, no se rinde y sigue intentando escaparse de él. Eva María a penas puede respirar ya. Siente mucho miedo. Piensa que ese día va a suceder lo que tantas veces a pasado por su cabeza. La va a matar y sus niños estarán solos, indefensos, con ese...
Consigue arañarlo cuando con sus últimas fuerzas sigue defendiéndose. Siente que pierde el conocimiento, los ojos se le cierran. Entonces ...la niña despierta y llama...¡papá!,¡mamá!...
Aprovecha que está desprevenido y sale corriendo como puede. Se encierra en la habitación de la niña y por un momento se cae al suelo. La niña se asusta...se recupera y la tranquiliza. Alberto no deja de dar golpes a la puerta. Tiene que esperar que se tranquilice y mientras reza para que no le haga nada al niño que está dormido en su habitación. Cuando al rato parece que se ha calmado abre muy despacio la puerta y coge a la niña de la mano. Van muy despacio para que Alberto no se entere. Cogen a Jonathan de la cuna y salen corriendo para el salón y cierran la puerta con pestillo. Es cuando Alberto se da cuenta y empieza de nuevo a golpear la puerta. Eva María le dice que se vaya, que va a llamar a la policía, a él le da igual...
Eva María llama llorando pidiendo ayuda a la policía . Le preguntan si él se encuentra en el domicilio y si los niños y ella están a salvo mientras ellos llegan. Les dice que sí, que ha conseguido encerrarse en el salón con los dos niños. Le dicen que pase lo que pase hasta que ellos no estén dentro del domicilio se quede con los niños donde está. A continuación Eva María llama a su suegro y le cuenta lo sucedido. Le dice que esté tranquila que va inmediatamente.
He resumido mucho hasta llegar a esta situación. Tanto que el principio os puede resultar aburrido. Estamos en un punto de la historia delicado. Esta es una historia real, una historia que he vivido muy de cerca.
Continuará...
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